Un profesor ejemplar

Aquella tarde de marzo de 2011 entre el montón de notas de prensa, correos electrónicos y convocatorias que tenía encima de la mesa me detuve en uno de los folios que había sacado momentos antes por la impresora de la redacción. Era el mail que había enviado un joven profesor de un instituto de Orihuela para contar la historia de sus alumnos. La leí y lo llamé. Publiqué el artículo en El Mundo al día siguiente, el 30 de marzo, con el título El ‘profe’ que comprende a 50 países.

El periodismo me ha dado seguramente los momentos más intensos de mi vida. La tarde en que llamé a ese joven profesor, Jordi Lluch, fue uno de ellos. Su historia me conmovió entonces y me vuelve a emocionar ahora que la recuerdo de nuevo.

No sé dónde está ahora Jordi porque era profesor interino y es posible que ya no dé clases en ese centro o que tal vez ni siquiera esté trabajando, pero para mi constituye un ejemplo de determinación, generosidad y compromiso con aquellos chicos del centro, muchos de los cuales apenas tenían recursos económicos o procedían de familias desestructuradas o con importantes problemas de adaptación. Jordi cogía a los chavales y se los llevaba a la playa para que jugaran y se hicieran así amigos, entre risas y balonazos. Me contó Jordi aquella tarde que había muchos que no hablaban con nadie y que permanecían encerrados en sí mismos, llevando a cuesta los problemas familiares. El primer objetivo de este ejemplar profesor era que recuperaran su autoestima y que creyeran en sus posibilidades. Jordi hacía que los chicos se sintieran únicos.

A lo largo de estos años he conocido gente magnífica y solidaria como Jordi. De todas ellas aprendí. Yo les pagaba como mejor sabía, escribiendo sus historias.

El ‘profe’ que comprende a 50 países.